Las enfermedades no comienzan
en el cuerpo, terminan en él, comienzan en las esferas superiores del ser
humano.
Si tuviera la oportunidad de
charlar con su enfermedad, ¿qué le diría? ¿Si pudiera prevenir el cáncer lo
haría? ¿Sabe que muchas de las enfermedades físicas provienen del mal manejo de
las emociones? Estudiosos siguen evaluando la teoría de que el cuerpo grita lo
que las emociones no logran comprender.
Imagine que usted tiene el poder
mental de hacerse un escáner con ayuda de su mente. Usted se realizará una
Autoscopia. Acuéstese, cierre los ojos, y visualice sus órganos. Empiece desde
la cabeza, y vaya bajando. Deténgase en cada zona y escúchese. Hay quienes
realizan esta práctica y logran, tras mucha concentración, detectar cuáles
partes del cuerpo se encuentran enfermos.
Y después le hablan a cada
órgano. Lo escuchan, no luchan contra la enfermedad, sino que al contrario
logran revisar a partir de ella cuáles son las emociones que no han podido
evacuar. Imagine que los glóbulos blancos acaban con ese tumor.
Detrás de cada enfermedad
Definitivamente el cuerpo
grita. Y grita esas iras, esas tristezas, esa falta de perdón.
Así lo explican los expertos
interesados en el tema de las somatizaciones. Incluso, culturas orientales les
han dado a cada enfermedad una explicación sobre cuál es la emoción no
resuelta.
Y algunos profesionales se han
acogido a estas teorías, para evaluar incluso qué se esconde detrás de un
cáncer.
Por ejemplo, hay quienes
afirman que un cáncer en el hígado es producto de las iras, de la falta de control.
Otros afirman que las gripes continuas reflejan esa baja de defensas y lo que
segregan son esas emociones que no dejan salir, que retienen, que no sueltan.
Vanguardia Liberal presenta
este enfoque de las enfermedades, que no surgen en el cuerpo sino en el alma y
que terminan en el cuerpo y no al revés.
El lenguaje del cuerpo
Hígado: Ira, soberbia,
intensa, falta de voluntad, incapacidad para expresar.
Bazo: Preocupación, ansiedad y
exceso de nerviosismo.
Estómago: Ansias, poca
vitalidad, preocupación por las experiencias con la gente.
Páncreas: Sentimiento de culpa
crónica
Vesícula: Indeciso, mala
digestión.
Intestino delgado: Problemas
para ver la parte buena de las personas.
Intestino grueso: Fuerte apego
a viejos re-cuerdos dolorosos con incapacidad de dejarlos atrás.
Hipotiroidismo: Mala expresión
a la personalidad.
Hipertiroidismo: Aceleración
ante la vida, incapacidad de apreciar bien los mejores proyectos y momentos de
la vida.
Riñones: temores profundamente
arraiga-dos.
Pulmones: Emociones
reprimidas, poca energía.
Es bueno entrar a revisar
1 El resfrío “fluye” cuando el
cuerpo no llora.
2 El dolor de garganta
“cierra” (tapona) cuando no es posible comunicar las aflicciones.
3 El estómago arde cuando las
rabias no consiguen salir.
4 La diabetes invade cuando la
soledad duele.
5 El cuerpo engorda cuando la
insatisfacción aprieta.
6 El dolor de cabeza deprime
cuando las dudas aumentan.
7 El corazón afloja cuando el
sentido de la vida parece terminar.
8 Las alergias aparecen cuando
el sentido de perfeccionismo es intolerante.
Hablan los expertos
* Pedro Pablo Díaz, médico
Saludar
La concesión del ser humano no
se puede dirigir solo al cuerpo como lo hace la medicina tradicional, que solo
quita el dolor, el órgano malo, sino ir a la esfera de las emociones, de los
sentimientos. Ahí es donde se anida el 100% de las enfermedades; todas tienen
un origen emocional. Ocurre igual con los recién nacidos enfermos, en ese punto
debemos entrar a mirar la parte emocional de los padres, el momento de la
concepción, el deseo por ese niño.
En los adultos también debemos
mirar los miedos al abandono, a quedarse solos, a su relación con los abuelos,
a las traiciones, a las infidelidades, a la cantidad de elementos que de no ser
manejados en forma adecuada, de no poder hacer sinergia, no poder contar, de no
elaborarles un duelo, pueden repercutir y el que paga los platos rotos es el
cuerpo.
* José Antonio Ramírez,
docente y autor del libro ‘Cómo liberarse del cáncer’
Todas las enfermedades que
reposan en el lado derecho del cuerpo humano son conflictos con el sexo
masculino, pues ese lado es el que gobierna la parte racional, y el lado izquierdo
con el sexo femenino, lado que se gobierna con el hemisferio de la intuición.
Por ejemplo, hemos evidenciado que las personas que sufren cáncer de mama
derecho han tenido problemas con conflictos relacionados con un hombre y esa
falta de perdón.
La caja de resonancia es el
cuerpo, las enfermedades no comienzan en el cuerpo, terminan en él, comienzan
en las esferas superiores del ser humano. El cáncer es el grito adolorido de un
alma oprimida, así dicen algunos autores.
Con el cáncer hay gente que se
queda, los que realmente tienen consciencia de la necesidad de transformar
radicalmente sus vidas de los aspectos emocionales. De esa historia, de ese
pasado. Y se requiere fe para sanarse, no se puede tener uno 98% de fe, se
necesita un 100%.
No podemos decir, ¿será que
esto funciona? Se trata de creer, no dejar margen a la resistencia, a la
desesperanza. Se trata de transformar la mente y empezar por la sanación del
alma para tener curación corpórea. Deben sanarse de los episodios del pasado,
resentimientos, soberbia, conflicto, por ahí debe empezar la sanación; luego
llega la curación. Vemos personas soberbias, impositivas, que siguen pensando
en la fuerza bruta, y tienen cáncer, pero así no llegan al camino de la
sanación. Y una cosa es la espiritualidad, el amor, la ayuda a la humanidad.
Una persona cargada energéticamente de cosas buenas, tiene células buenas,
contrario a las personas que tienen células cargadas de energías negativas, no
tienen buena salud. Vi morir a mi papá de un cáncer espantoso y dije, esto es
mucho más que una enfermedad. No era mirar la patología desde la parte médica,
sino la relación de la enfermedad con su pasado escondido. Detrás de cada
cáncer existe un episodio doloroso no resuelto, tragado en soledad.
Paola Bernal León. Vanguardia.com