Los gatos y la espiritualidad
Dicen de los gatos que son como pequeños monjes
meditativos capaces de traer la armonía a un hogar. Para la orden budista de Fo
Guang Shan, por ejemplo, son como personas que ya han alcanzado la iluminación.
Los gatos son seres libres. Beben cuando tienen sed,
comen cuando tienen hambre, duermen cuando sienten sueño y hacen lo que se debe
hacer en cada instante sin necesidad de complacer a nadie.
No se dejan llevar por el ego. Y algo especial de
estos animales según esta rama del budismo es que aprendieron a sentir al
hombre desde eras muy lejanas en el tiempo, en cambio, las personas aún no han
aprendido a sentir al gato en el presente.
Son leales, fieles y afectuosos. Pero sus muestras
de cariño son íntimas y sutiles, y aún así, tremendamente profundas. Solo
aquellos que sepan ahondar en su interior, con respeto y dedicación, gozarán de
su amor inquebrantable. Las personas que sean desiguales o que eleven a menudo
su voz para gritar, jamás serán de su agrado.
Animales únicos
Para concluir, sabemos que no hace falta recurrir a
los textos budistas para entender que los gatos son especiales. Sus miradas nos
transportan a universos introspectivos, con sus extrañas posturas nos invitan a
practicar el yoga, son un ejemplo de elegancia y equilibrio…
Los queremos y hasta los veneramos y, aunque ellos
mismos se crean auténticos dioses recordando quizá sus días en el Antiguo
Egipto, es algo que les permitimos con orgullo.
“El tiempo pasado con gatos nunca es tiempo
perdido.”
-Sigmund Freud-
Todos disponemos de nuestras propias historias con
estos animales, momentos inolvidables que nos han permitido disfrutar de
pequeños instantes cargados de magia y autenticidad. Esos que seguramente
sirvieron de inspiración para hilar esta hermosa leyenda budista que quedó
impresa en tinta, papel y misticismo. La misma que que hoy hemos querido
compartir en nuestro espacio contigo.