Bendiciones para nosotros y
para el mundo
¡OH! Vida oculta que vibras en
cada átomo,
¡OH! Luz oculta que brillas en
cada criatura,
¡OH! Amor oculto que todo lo
abarcas en la Unidad,
Que todo SER que se sienta Uno
contigo,
sepa por consiguiente que es
Uno con todos los demás.
Bendiciones para nosotros y
para el mundo
Recientemente hablé acerca de
un experimento en el cual cinco monos
fueron colocados en una jaula
con una banana colgando desde el techo en
el medio de la misma y una
escalera para subir a tomarla. Al principio,
los monos intentaron uno a uno
subir la escalera para tomar la banana.
Pero cada vez que uno de ellos
comenzaba a subir, el investigador
rociaba con agua fría al mono
que ascendía así como a los otros cuatro.
Pronto, los monos aprendieron
que si uno de ellos subía la escalera
todos sufrían y al final,
ninguno de ellos intentó subir de nuevo.
En este punto, el investigador
reemplazó a uno de los monos con uno
“nuevo” que no sabía nada
sobre el agua. Como era de esperarse, tan
pronto observó la banana
colgando desde el techo, corrió para subir la
escalera. Antes que el
investigador pudiera rociarlo, los otros cuatro
monos se apresuraron a lanzar
a ese mono al piso.
Lo mismo ocurrió cuando
reemplazaron a otro mono del grupo original con
uno nuevo hasta que finalmente
todos los monos en la jaula eran
“nuevos”. A pesar que ninguno
había experimentado el agua fría, cuando
un mono nuevo entraba a la
jaula e intentaba subir la escalera, lo otros lo lanzaban al piso sin saber
realmente el por qué. Ellos sólo sabían
que no subían la escalera
porque así debía ser.
¿Por qué comparto este
experimento? Bueno, básicamente es una poderosa
ilustración del pensamiento en
el que todos nosotros podemos caer en
nuestro trabajo espiritual.
Por ejemplo, cuando llegamos por primera vez a un camino espiritual, puede que
nos digamos a nosotros mismos: “Wow
¡esto es increíble!”.
Emocionados e inspirados, aprendemos, hacemos
preguntas, y vamos y le
contamos a nuestros amigos y a nuestra familia
acerca de nuestro nuevo
entendimiento. Al principio tenemos esta energía estimulante.
Sin embargo, después que
permanecemos un tiempo perdemos un poco de este deseo. No buscamos más las
bananas. Porque no vemos la película
completa, aceptamos ciegamente
lo que está justo frente a nosotros y no
buscamos más. Simplemente
aceptamos de alguna manera que no necesitamos ir por las bananas. Hacemos las
cosas porque “así debe ser” o
simplemente “seguimos la
corriente”.
Para nuestra dicha o desdicha,
tenemos que entender que si realmente
queremos algo en este mundo
necesitamos primero tener el deseo por ello. Si queremos estar bien, si
queremos dejar una adicción, si queremos
cambiar algo en nuestras
vidas, grande o pequeño, debemos tener un deseo por eso. Todo comienza con el
deseo.
Sabes que dentro de cada uno
de nosotros existen dos fuerzas. Está la
pequeña Luz dentro de nosotros
que nos da un empujón y dice: “No hagas
eso”, “ayuda a tu amigo” o
“sal de ti mismo y haz esa llamada
telefónica”. Y luego tenemos
otra voz mucho más fuerte, el Deseo de
recibir para sí mismo, la cual
dice: “es sólo una vez”, “no te
molestará”, “toma un poco más
para ti”, “engaña a tu pareja, ni siquiera lo sabrá”, o “¿quién te verá allí?”.
La pregunta es: ¿qué lado estás
escuchando?
Está época del año es la
oportunidad perfecta para preguntarnos
nuevamente: ¿De qué se trata
todo? ¿Se trata de unos cuantos momentos de placer o de ser victoriosos frente
a ese placer? ¿Cuál es nuestro
trabajo en este mundo?
¿Estamos haciendo las cosas que traerán Luz para
nosotros y para otros? ¿Vamos
en busca de las bananas o nos hemos
resignado a esa voz alta en
nuestra cabeza que dice: “de todos modos, no importa”?
Cada uno de nosotros tiene una
pequeña Luz que se extinguirá en 20, 30,
50 años o más. Que en esta
época de festividades todos desarrollemos un
verdadero deseo que resulte en
bendiciones para cada uno de nosotros y
para el mundo.
(Karen Berg)